Enamorarse de nuevo

Me miré al espejo esa mañana como todos los días,

miré mis ojos a medio brillar por la luz del sol que entraba al abrir la cortina

y me dije: hoy quiero enamorarme de nuevo.

 

El enamorarme no es una necesidad recetada,

pero es un estado en el que me siento plena… agua y energía,

es porque me gusta tener ese tipo de amor en el corazón…

simplemente es bello el amor.

 

Entonces hice mi rutina normal,

demoré lo normal para estar lista y salir al mundo

-un mundo que no es el mío dentro de mis cuatro paredes-,

tomé mi bicicleta y emprendí camino.

 

Ese día pensé enamorarme;

entonces todo tendría otro sentido,

apreciaría aún más los detalles del tiempo

y querría a todos y todo porque «hoy quiero enamorarme».

 

//El viento me entregó esas suaves caricias que da el amor,

los colores de las casas que veía en el viaje me recordaron los matices del amor,

las expresiones como: ¡Cuidado nina!, los ciclistan no deben andar por la vereda me recordaron las alertas que entrega el amor,

la luz de la mañana, la tarde y el anochecer me recordaron que aunque la luz sea un ascender y descender de longitudes de onda,

siempre existe una razón para al otro día ver la luz con la misma intensidad que el ayer//.

 

Amaba todo ese día;

las palabras y los silencios,

los movimientos y las calmas inertes,

el día y la noche, los minutos y las horas,

el desayuno y la cena por igual.

 

Y al caer la noche,

me tiré en la cama de flores tan primaveral,

miré por la ventana y con las estrellas sentí que me había enamorado de nuevo,

no de un hombre…

sino de mi vida y mis días,

todo podía ser como yo quisiese,

sólo tenía que creer en mi nuevamente y constantemente.

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